Una brecha de seguridad es cualquier incidente que provoque la pérdida, destrucción, alteración, acceso o divulgación no autorizada de datos personales, ya sea de forma accidental o ilícita. Este concepto está regulado por el artículo 4.12 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y constituye una de las obligaciones más críticas para las empresas en materia de privacidad.

Tipos de brechas de seguridad más frecuentes

En el día a día de cualquier organización pueden ocurrir incidentes que, aunque comunes, representan una brecha de seguridad según el RGPD

  • Acceso indebido: cuando un empleado consulta datos personales sin necesidad para sus funciones.
  • Pérdida de dispositivos: como USBs, portátiles o móviles con información sensible.
  • Errores de envío: compartir por accidente correos o documentos con datos personales a destinatarios equivocados.
  • Ciberataques: como malware, ransomware, phishing o intrusiones en sistemas.
  • Sabotaje interno o externo: acciones intencionadas que afectan la integridad o disponibilidad de los datos.

Obligaciones legales ante una brecha de seguridad

El RGPD, en sus artículos 33 y 34, establece claramente cómo deben actuar las empresas si sufren una brecha:

Notificación a la AEPD en 72 horas

El responsable del tratamiento debe comunicar el incidente a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en un máximo de 72 horas, salvo que se determine que la brecha no supone un riesgo para los derechos y libertades de los afectados.

Información a los afectados si el riesgo es alto

Si se concluye que la brecha supone un alto riesgo para las personas, también se debe notificar a los propios interesados, de forma clara y comprensible.

¿Qué deben hacer las organizaciones para prevenir y actuar ante brechas?

Para minimizar riesgos y cumplir con el RGPD, toda empresa u organización debe:

  • Evaluar riesgos con carácter preventivo.
  • Documentar todas las brechas, incluso las no notificadas.
  • Implementar medidas técnicas y organizativas adecuadas (como cifrado, control de accesos, formación del personal…).
  • Designar un delegado de Protección de Datos (DPD) si es obligatorio según el RGPD o la LOPDGDD.

Las brechas de seguridad no son solo un fallo técnico, son una responsabilidad legal y reputacional para cualquier organización. Actuar con rapidez, transparencia y conforme a la ley puede marcar la diferencia entre una incidencia gestionada correctamente o una sanción por incumplimiento del RGPD.

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